Saltar al contenido

Cuando todo se tambalea

A high angle closeup shot of an isolated green leaf in a puddle on a rainy day

Estoy escribiendo este post a las dos de la madrugada, en uno de esos días en los que, por una discusión de pareja, un problema familiar o preocupaciones varias, se nos llena el vaso demasiado

Y es que estamos viviendo una situación en la que constantemente, nuestra estabilidad o nuestro bienestar pueden pender de un hilo, tanto que cualquiera de estas circunstancias pueden hacer que todo se tambalee y que perdamos nuestra tranquilidad (esa que, seamos sinceros, ahora mismo suele ser difícil de mantener). 

En esos momentos, cada persona tiene sus “herramientas” para sobrellevar la situación, desde ver una serie que nos haga desconectar, hablar con un amigo/a, hacer ejercicio o intentar conciliar el sueño, entre otras. 

Pero quizá nos encontremos en una época en la que el camino pase por estar “más conectados” con nosotros mismos, en la que podamos empezar a plantearnos (si no lo hacemos ya), meditar y mirar un poco hacia dentro. En estos momentos hay tanto ruido fuera que quizá el reto sea mantenernos, en la medida de lo posible, dentro de nuestra “burbuja/capa/fortaleza de estabilidad”. 

Actualmente, si nos empapamos de los mensajes de los medios de comunicación o conversaciones en general, probablemente sea fácil que nos inunde una sensación de miedo, incertidumbre y ansiedad, además, cada vez que salimos a la calle, salimos de nuestra zona de seguridad…

Todas estas energías van impregnándose en nosotros, por eso, para intentar mantener nuestra paz es tan necesario (al menos para mí), hacer un ejercicio diario, qué digo, ¡incluso cada varias horas!, para mantenernos positivos, por supuesto siempre dentro de la realidad que estamos viviendo y de la situación personal de cada uno, pero siempre podemos encontrar ese espacio de paz dentro de nosotros “alejándonos” de todo el exterior, esa motivación por algo que deseemos hacer, ese gesto de un ser querido que quizá te haya alegrado el día, esa ilusión por un proyecto de futuro del tipo que sea, o ser conscientes de que seguro que tenemos muchas cosas en nuestra vida por las que dar gracias.

A lo mejor tenemos que asomarnos a la ventana y valorar ese bonito atardecer que se nos está regalando, o dar un paseo por la montaña para respirar aire fresco y llenarnos de energía, auto regalarnos un ramo de flores que inunde nuestro salón, o ¿por qué no? poner música y bailar por toda la casa hasta cansarnos, todas esas pequeñas cosas (que en realidad, de pequeñas no tienen nada), que forman parte de ese autocuidado que a veces perdemos de vista cuánto bien nos hace